domingo, 7 de julio de 2013

PRESAGIOS





Eran mis ojos presagio de la muerte.
Se posaban sobre las flores
¡Todas las flores que rebosaban vida!
quizás, 
para distraer el momento, el dolor,
la certeza
de que la vida se le escaba…
¡Pero sin darme cuenta!
volvían mis ojos y mi cámara a posarse
sobre los cardos y pastos secos,
los negros nubarrones;
en la noche
la más negra oscuridad 
con el eco de mis zapatos sonando 
en el silencio de los pasillos;
todo resultaba negro, duelo en mis ojos.
No se equivocaban 
aquella tarde de puñales fríos
Ella dijo: No puedo… ¡Y allí la tenéis!
Mirándonos tranquila, 
desde el desván del universo… 
¡Y cuanta lagrima en mi gente!


Badajoz a tanto de tantos
José Manuel Ferrera Boza.

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