Un día te encontré
escondido entre palabras,
agazapado en la asonancia de unos versos endecasílabos.
Y te amé sin quererlo…
Luego, te odié.
Un día decidí olvidarte,
pero siempre aparecías en cada renglón,
en cada sílaba,
en cada una de las letras que intentaba escribir.
Una madrugada, por fin,
dejó de dolerme tu ausencia
y ya de ti solo me queda
el pertinaz recuerdo de tu olvido.
(Avena)
Magnífica descripción del desamor. Al final solo queda el vacío por un tiempo hasta que definitivamente se convierte en olvido y ya solo es.... la nada. ¿o no? porque de la nada no nacen versos ni siquiera de olvido.
ResponderEliminarTe felicito.
Jesús.